martes, 31 de mayo de 2011

Fútbol. La política del todo pasa. ¿Porqué Grondona perdura en el poder?




Por estos días, una serie de escándalos se han estado suscitando por los pasillos y rincones del planeta futbolero en torno al asunto de la AFA.

El affaire con Pasarella y Maradona no hizo más que profundizar la aguda crisis que vive el fútbol argentino por estos días. Sin contar las denuncias de Javier Ruiz y el conflicto con el que se vió involucrado al ser sospechado de recibir 78 millones de dólares (si, ¡leyó bien!) para que Qatar sea sede del Mundial 2022. La que se viene…

Todo empezó el ex pito denuncio sobre arreglos en los partidos y campeonatos. Entre algunas acusaciones, menciono que Daniel Vila, dueño de América, pagaba $ 10.000 por penal a favor, así como también que Pablo Lunati se había puesto 5 negocios, tenia una BMW Cupe de U$S 70.000 y franquicias por $ 100.000 desde que comenzó a arbitrar gracias a estos arreglos, para dar magnitud de las cifras que se manejan.

Al tiempo, se le sumó Pasarella pidiendo su renuncia públicamente, y Maradona, con su inigualable frase del café veloz durante el repechaje del 94, no hizo más que poner los ojos sobre Don Julio, quién, hay que reconocer, nunca queda mal parado ante ninguna acusación. A la cuestión que trataremos hoy es ¿Por qué a este nefasto personaje, impuesto por la dictadura militar, nadie puede moverle el piso? ¿Dónde radica su poder?

Desde su asunción en 1979, Grondona fue reelecto 7 veces, de las cuales solo una vez se le presentó un opositor en 1991 (el ex arbitro Teodoro Nitti) y obtuvo un solo voto de parte de Racing. 


Queda claro entonces que nadie se anima a hacerle frente al mafioso que esta al frente de la asociación madre de nuestro fútbol, ya que, de algún modo, todos le deben algo. Desde dinero y campeonatos hasta arreglos arbítrales y favores, todo vale. O todo pasa.

Grondona, para que se den una idea, actúa como el FMI. Realiza prestamos, concesiones y facilidades, a cambio de poder y votos, siendo los clubes sujetos a sus reglas. Por ejemplo, con los clubes del ascenso, mantiene el control llevando a todos los dirigentes de viaje a los Mundiales y ahora, para sostener su poder, inventó, después de muchísimos años, la Copa Argentina...

Hoy por hoy, votan tan solo 49 clubes de los 2970 que tiene nuestro fútbol. Para regularizar la situación, estaba en diputados una Ley del fútbol, que buscaba democratizar el deporte y que cada uno de los clubes elijan las autoridades, al son de un club, un voto. En números económicos, unos 85 clubes se llevan el 87 % de la plata, mientras que los otros 2906 solo un 13 %. Algo debe cambiar, esta claro.

Otra denuncia cayó sobre AFA, cuando, misteriosamente, de 15 que habían votado a favor de la nueva Ley, 14 se arrepintieron, y el único que dió su voto positivo - el diputado del FPV Geronimo Vargas Aignasse- , fue amenazado por el mismo pope de AFA, que le dijo que ``Le diga a Atlético y San Martín (ambos de Tucumán, su provincia) que me devuelvan la plata´´. Además de señalar que su club, Sportivo Guzmán, nunca iba a poder llegar a nada.


Algunas de las maniobras grondonescas para evitar opositores públicos es contratarlos bajo algún cargo en AFA. El caso de Cherquis Bialo, acérrimo critico desde el periodismo, hoy vocero de Grondona. O el mismo Bilardo, que en algún momento se ofreció como alternativa a la presidencia, hoy cerca del Seleccionado.

Se preguntaran ustedes si Cristina Kirchner pudo sacarle a Clarín el poder, como no lo va a poder hacer con Grondona. Debe haber connivencia, seguro que comparten las ganancias, dicen los que hablan sin leer. Nada de eso.

Las legislaciones de FIFA dicen claramente que los presidentes de las asociaciones solo pueden estar al mando de una persona y cambiar en periodos eleccionarios, mediante el sufragio. Entonces, si el Gobierno interviene, estaría violando la regla FIFA y la Argentina sería excluida de la federación, por lo que dejaría a nuestro país sin Eliminatorias, Mundiales, nada. Y ningún presidente, de ningún país del mundo, quisiera pagar semejante costo político.

¿Cuál es el camino alternativo? Que los dirigentes formen instituciones independientes y postulen candidatos, cosa que hasta ahora parece bastante improbable, mientras sea uno solo el que levante la voz y el resto se esconda bajo la mesa.  Mientras tanto, la sigue pagando el único que en toda esta historia no tiene culpa alguna: El fútbol.




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